El etiquetado frontal impuesto a productos alimenticios envasados con alto nivel calórico y bebidas carbonatadas, así como la prohibición de la venta y distribución de productos con bajo nivel nutricional a menores de edad, llegan como una respuesta a lo que el nuevo mercado a nivel mundial exige. Nos encontramos ante una generación de consumidores que priorizan el amor propio y cuidado personal en los diferentes aspectos de su vida diaria, todo esto exhibido ante redes sociales que logran un alcance increíblemente poderoso a nivel global.
“Según los datos que arrojó un estudio realizado por la consultora Nielsen, en 2016, el 81% de los millennials está dispuesto a pagar más por un producto premium, con beneficios para la salud, mientras que el 36% prefiere alimentos orgánicos, el 27% elige aquellos sin cafeína y el 23% opta por los que no tienen gluten. Estos números nos muestran, en líneas generales, que el comer bien tiene relación tanto en términos de sabor como en los ingredientes que son utilizados para su elaboración”[1].
Actualmente, es la generación de los llamados millennials la que se encuentra imponiendo los nuevos patrones por los que se va a regir la sociedad en los próximos años, es esta generación la que comienza a ocupar los sitios como entes decisorios e influyentes y, aparentemente, en la que se están enfocando las campañas de mercadeo y las políticas públicas estatales.
La generación surge como una manifestación en contra de los patrones antiguamente establecidos por el sistema, y a la que se deben de acoplar las unidades políticas, económicas y sociales si su objetivo es subsistir. Un ejemplo de ello es el fenómeno que se encuentra sucediendo en diversas partes del mundo y, actualmente en México, este es el cuidado alimenticio, de acuerdo a lo explicado por Peñalosa Otero y López Celis en su artículo La generación de los millennials frente al consumo socialmente responsable “…las marcas más favorecidas con los millennials son aquellas consideradas como modernas, que tengan valores similares a esta generación y que ofrezcan productos sanos, sin estereotipos de género”[2].
Es entonces, que vemos lo que es una respuesta política ante las necesidades de una nueva generación próximamente dominante. Los políticos y gobernantes entienden que se deben de adaptar por medio de la creación de políticas públicas a las exigencias que el contexto actual dicta, una de ellas es el cuidado y atención a la salud.
De esa manera surgen diversas legislaciones en materia alimenticia a nivel federal, así como respuestas por parte de los estados en la materia, esto dentro de un panorama en el que prevalece el combate a la obesidad y la mejora de los hábitos alimenticios, ya que, entre otras cosas, en el año 2016 la Secretaría de Salud del gobierno federal, declaró para todos los estados de la república una emergencia epidemiológica por el elevado índice de sobrepeso, obesidad y diabetes en México.
Sin embargo, la declaratoria no fue suficiente para combatir estos males que aquejan a la sociedad mexicana. Fue hasta el año 2019 que los legisladores darían el primer paso en materia de regulación de productos alimenticios, esto por medio de la legislación de la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 (NOM-051), que regula el etiquetado frontal de advertencia en alimentos procesados y bebida carbonatadas, la cual, entró en vigencia el 1 de octubre de 2020, obligando a la industria a dar un vuelco a lo ya establecido.
El sistema de etiquetado, basado en un modelo chileno[3], pretende hacer más amigable la etiqueta para el entendimiento del consumidor, teniendo como objetivo, que la mayor parte de la población conozca qué es lo que consumirá, y con ello, pueda tomar una decisión mayormente informada. “Desarrollar un etiquetado nutrimental que facilite las elecciones saludables en la población puede generar sinergia con otras políticas públicas y contribuir de manera efectiva a una mejor alimentación”[4].
Por otro lado, a partir de la crisis causada por la pandemia por COVID-19 y siendo la obesidad uno de los grandes causantes de mortandad en México, a nivel estatal diversas entidades han gestionado la prohibición de la venta de productos altamente calóricos y bebidas carbonatas a menores de edad, lo cual ha detonado en una serie de campañas e implementación de políticas públicas en el rubro.
Para finalizar, se debe mencionar que estamos ante una sociedad que se encuentra confrontando una de las más grandes crisis a nivel político, social y económico de los últimos cien años, cuya respuesta está obligando a la sociedad mexicana a replantear el estilo de vida que se ha mantenido en las últimas décadas. El pensamiento generacional es un producto de aprendizajes de secuencias pasadas, y la evolución en el tema del consumo de alimentos nutritivos y una vida saludable es un ejemplo de ello.
La sociedad global atraviesa diversos cambios día con día, la exigencia para las empresas es estar siempre a la vanguardia con respecto a lo que el consumidor requiere. A su vez, la responsabilidad para los gobernantes es enfrentar con políticas públicas de calidad los cambios sociales venideros. Tener un sistema político y económico que esté listo para hacer frente a las nuevas realidades de la sociedad es una tarea que le compete al sector público y privado, y que solo tendrá la suficiente solvencia si se lleva a través de un trabajo en conjunto, como la más pura teoría de políticas públicas lo dicta.
[1] Ver: AméricaEconomía: https://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/los-millennials-y-la-alimentacion-saludable
[2] Ver: Redalyc: https://www.redalyc.org/pdf/4096/409650120008.pdf
[3] Ver: Gaceta UNAM: https://www.gaceta.unam.mx/nuevo-etiquetado-frontal-de-alimentos/
[4] Ver: Scielo: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342018000400024
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