Por: Salvador Villalpando.
No es un secreto que en Twitter, al igual que en otras redes sociales, existen millones de cuentas falsas que desarrollan conversaciones, muchas de las veces sin sentido, que se convierten en un diálogo sordo entre la pantalla y nosotros. En la red social del pajarito, nos encontramos cuentas que se dedican a apoyar a la corriente ideológica que los haya comprado, a través de frases, hashtags, e incluso menciones a cuentas rivales o amigas. Esto no ha sido invisible para los directivos de Twitter, quienes a mediados de este 2019, informaron sobre el bloqueo de cerca de 70 millones de cuentas sospechosas.
Sumando esfuerzos, hace unas semanas, el CEO de Twitter mencionó que ya estaría prohibida la publicidad política en sus redes sociales, con la consigna de que los mensajes políticos tienen que ser ganados, y no comprados, ya que la publicidad por internet es muy poderosa, pero también riesgosa ya que puede influenciar votos y afectar la vida de millones.
Sin embargo, esto sigue siendo insuficiente. En México la aparición de hashtags impulsados de manera artificial se ha convertido en una práctica ya común en todas las corrientes ideológicas, pero llamarle bot a todo lo que automáticamente viene a ensuciar una conversación es un error. En el mundo virtual existen chatbots, sockpuppets, decks, trolls, entre otros enemigos digitales, de los cuales te invito a saber un poco más, continuando con este artículo:
¿Qué es un bot?
Primeramente, un bot (abreviatura de robot) es un programa, un software, que se utiliza para hacer tareas automáticas en redes sociales. Desde publicar mensajes establecidos, dar retuits, repartir likes o tareas más avanzadas. Al final, no es un humano quien está a cargo de su interacción.
No existe un solo modelo de bot y van cambiando por su complejidad. Hay unos que son de uso comercial (como cuando algunas marcas te responden de inmediato pidiendo atenderte por mensaje directo) y hay otros que simulan cierto grado de interacción y se conocen como chatbots.
Mediante una simple programación, se puede tener un chatbot primitivo. La cuenta falsa tuiteará los mensajes que tenga programados, retuiteará a las cuentas que le se le indicaron y hasta puede responder con algunas frases pregrabadas si alguien lo etiqueta en una publicación. Simulan ser una persona verdadera y son de mucha utilidad para difundir propaganda o hablar mal de alguna persona sea famosa o no.
Cada vez son más realistas en su programación: ahora ya los apagan en las noches para simular que duermen y las frases que tienen programadas tienen faltas de ortografía o dedazos para darles más realismo.
¿Qué es un sockpuppet?
Todos alguna vez hicimos un títere de mano con un calcetín viejo. Hasta que llegaba el momento de presentarlo en clase y alguien decidía hablar por él, y luego quedaba abandonado en un rincón hasta que nuevamente se necesitara hacerlo hablar. También en Twitter existen los títeres, pero en una versión digamos…digital.
Millones de cuentas de Twitter están listas para actuar: tienen un nombre de usuario y una fotografía. Pueden llevar apagadas meses o años, solamente a la espera de que alguien las reactive para comenzar a esparcir el mensaje que se requiera. Lo complicado de estas cuentas es que (muchas veces) sí tienen una persona detrás. Una misma persona con malas (o buenas) intenciones puede tener una cantidad de sockpuppets a su disposición. Sólo se necesita ir cambiando de cuenta y volver a escribir los mensajes y generarse tráfico a través de retuits entre cuentas.
¿Qué es un deck?
Un grupo de cuentas de usuarios populares (con muchos followers) se unen para formar un deck. Una vez adentro, gracias a un sistema organizado de retuits en masa, los tuits de sus miembros (o de las personas que les paguen) pueden ser vistos por millones de usuarios. A este tipo de cuentas no se les llama bots, ya que no son cuentas falsas, sino un grupo de cuentas populares que han hecho un modelo millonario de visibilidad para propagar mensajes.
¿Qué es un troll?
Los trolls ocasionan peleas, enojos y sirven para desacreditar conversaciones o simplemente destruir lo que pudo haber sido una fructífero diálogo político, sea de la tendencia que sea. Normalmente, son usuarios que inician en conversaciones razonables entre los usuarios y buscan alterarla con insultos, mensajes de provocación, irrelevantes, violentos, falsos o insultantes. Normalmente, los trolls se ayudan de varias cuentas para molestar, o incluso tener sockpuppets a su servicio.
En resumen: el deck ayuda a crear contenido viral, el bot es un software, con un troll no puedes razonar y el sockpuppet sólo finge ser persona.
Poder determinar si una cuenta es un bot (o cualquiera de los otros enemigos digitales ya descritos) es todo un lío. Existen herramientas que miden la actividad de la cuenta para determinar si son bots que te pueden ser de utilidad, pero al final del día, la solución es hacernos preguntas críticas sobre el contenido que comparte la cuenta que estamos viendo y la facilidad con la que se hace viral o si sus mensajes ideológicos aportan algo a la conversación, o si sólo estamos ante un aburrido, estéril y simple diálogo sordo entre nosotros, y nuestra pantalla.